¿Debemos ser tolerantes con los intolerantes?
Las personas presentan opiniones e ideas, las cuales pueden ser aceptadas o rechazadas por otras. Aunque seamos distintos, debemos ser tolerantes con los demás, inclusive si son intolerantes con nosotros.
La tolerancia es una virtud que se desarrolla a través del tiempo. Mientras mas tiempo tomemos para analizar la razón de las acciones de los demás y las circunstancias sobre las que se basan, mayor será la disposición a escuchar, respetar y comprender la postura de otro. Asimismo, la falta de conocimiento y el prejuicio de un tema nos llevan a juzgar, rechazar y condenar una acción.
Los costos de no ser tolerante con los intolerantes son la oportunidad perdida de conocer un pensamiento nuevo, el estrés amesurado por rechazar otra postura y la interminable discusión entre los agentes. Por otro lado, los beneficios están relacionados al exaltamiento de nuestras ideas y la corrección de las opuestas. Tomemos, por ejemplo, a los partidos políticos extremistas con ideologías radicales y contrarias a estándares ortodoxos. Si este partido tiene una idea revolucionaria y descarrilada desde nuestro punto de vista, sustentada por argumentos claros históricos o sociales; se nos presenta una coyuntura para analizar y verificar su sistema y compararlo con nuestra convicción.
Los intolerantes pueden oponerse a nuestras ideas e inclusive criticarlas. Sus mentes están bloqueadas y encerradas en un conjunto de perfeccionismo ideológico.
Existen errores y aciertos en dicho sistema; sin embargo, debemos ser tolerantes con dicha situación y comprender el contexto para que en un futuro seamos más capaces de elegir el camino correcto cuando estemos en un periodo similar.